Attadanda Sutta – Competición

Un discurso del Buda sobre el aferramiento

Habiéndose embarcado en el camino de la disputa
se alimenta el peligro y el miedo.
Mira a la gente disputando y luchando.

Te contaré sobre como experimenté consternación.
Viendo a la gente luchando como peces en pequeños charcos,
compitiendo el uno con el otro(1).

Tal como vi esto, el miedo entró en mí.
El mundo era un sitio inseguro,
por todas direcciones era golpeado sin límite.

Queriendo un refugio para mí mismo,
y no viendo ninguno sino esa competición,
sentí el descontento.
Pero entonces vi una flecha aquí,
muy difícil de ver, metida en el corazón.

Al estar herido por ésa flecha
se corre en todas direcciones.
Pero simplemente al sacarla
ya no corres, ya no te hundes.

Cualesquieran que sean las cosas que te ligan al mundo,
no debes aferrarte a ellas.
Debes penetrar en la naturaleza
de los placeres de los sentidos
para lograr la liberación por ti mismo.

Se sincero, no seas insolente,
no seas engañoso, deshazte de la discordia.
Sin enfado, las personas sabias cruzan sobre el mal
de la codicia y la avaricia.
Se debe conquistar la fatiga, la pereza, la torpeza;
sin sentirse cómodo con los descuidos,
sin mostrarse intransigente a causa del orgullo.

No se debe caer en la mentira,
ni generar amor por la atracción de las formas.
Se debe eliminar completamente la presunción
y vivir conteniendo la impulsividad.

No deleitarse en lo antiguo,
ni preferir lo que es nuevo,
ni apenarse sobre la decadencia,
ni enredarse con lo que parece deslumbrante.

Yo llamo a la codicia la gran inundación,
y al deseo, una rápida corriente.
Las preocupaciones son las profundidades,
la sensualidad, una ciénaga difícil de cruzar.
No desviándose de la verdad,
el sabio permanece en tierra firme; es alguien noble.

Habiendo renunciado a todo,
se dice que permanece en paz;
habiendo visto con claridad,
es alguien que ha logrado la sabiduría;
conociendo el Dhamma, vive independiente.
Moviéndose correctamente por el mundo,
no envidia a nadie que esté en él.

Quien quiera que haya ido más allá
de las pasiones de los sentidos
– un duro apego a abandonar –
ya no siente tristeza, no se inquieta.
Ha cortado esa corriente,
y está libre de la esclavitud.

Ha quemado lo que era del pasado,
y no tiene algo para el futuro.
Si no te aferras a lo que hay en el presente
irás hacia la calma.

Quien delante de los fenómenos materiales y mentales
no mantiene un sentido de “es mío”
ya no se apena por lo que no es existente.
No puede sufrir la derrota ni experimentar la pérdida.

Para quien no existe el “ésto es mío”,
para quien no existe el “los otros”,
no tiene sentimientos de no tener lo que es suyo,
ni se apena al pensar “no tengo nada”.

No es duro, no es codicioso, no se perturba,
y en todas partes se siente bien;
ésta es la recompensa – digo cuando soy preguntado –
para aquellos que no se aferran.

Para quien no se aferra, no hay acumulación.
Absteniéndose, en calma, en todas partes verá seguridad.
El sabio no habla de sí mismo como si estuviera entre superiores,
entre iguales o entre inferiores.

En paz y libre del egoísmo,
ni se aferra ni rechaza.

 

 

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(1) La imágen de lucha de los peces rememora la competencia de los humanos, pero no al revés. Los peces luchan pero no compiten.


Attananda Sutta del Sutta Nipata.  Un discurso del Buda sobre el aferramiento.
Traducción Budismo.net.

Versiones en inglés: Thanissaro Bhikkhu | Jhon .D Ireland | Andrew Olendzki